Escritos

6 de enero

2:22 p. m.

 Yo nunca creí en los reyes magos. Mi madre cargaba con un gran resentimiento en su corazón (y con razón) desde niña, porque en la pobreza renegaba al cielo, cuando a ella y a sus hermanos, quien más lo necesitaban y que además eran buenos, nunca les traían regalos lindos, mientras que a los niños ricos y bullys de la colonia, si. Entendí desde muy pequeña, con ese testimonio de mi madre que para los menos privilegiados, la magia e ilusión puede ser dolorosa y decepcionante. Es por eso que ella prefería darnos regalos, "en nombre y representación de los reyes magos" pero nunca alimento en mi la fantasía de señores con ropas extravagantes, trayéndolos. Eso si, nos pidió siempre ser respetuosos de las creencias y la ilusión de los demás niños. 

 Aunque ahora se que los dolores de las madres no son para que las hijas los carguemos, mi perspectiva de nunca creer en los reyes ni en Papá Noel, la comparo con la de esas personas que aseguran estar "fuera de la matrix", porque aunque yo conocía la verdad, era extraño tener que participar de, lo que yo llamo, esa gran mentira colectiva. Me parecía solitario y extraño, como la mayoría de las situaciones sociales. Era una mentira muy compleja, pero al final, hacía felices a la mayoría de niños. A veces incluso envidiaba esa ingenuidad porque yo no podía participar con la misma emoción de las actividades. Veía caras felices, pero no dejaba de pensar que al final "sigue siendo una mentira", "además los que en verdad hacen el esfuerzo son los padres (o una mamá sola, o los abuelos incluso) y no se llevan nada de crédito". 

 Pienso ahora también en el dolor de mi madre, como habría sido para ella de niña participar en esa mentira colectiva desde su carencia (de padre, dinero y juguetes) y dolor. Creo que esto ya de adolescente y más adulta me ayudó a cuestionarme cuantas mentiras colectivas vivimos que, según, nos deberían hacer felices: el amor romántico, el matrimonio, el deseo de una gran boda con vestido blanco, la maternidad misma, el título universitario, la riqueza material, ir a la iglesia, creer en un Dios, tener un estatus. 

 Aunque esta experiencia no me impidió creer en La Magia, y la Espiritualidad, puede ser que, aún sin ser la intención de mi madre, vivir fuera de la Matrix de los reyes (y el otro señor panzón de traje Rojo) me hiciera volverme más crítica siempre que veo sonrisas, festividades y promesas de felicidad, cuestionándome las mentiras y disfraces que podría haber detrás de lo establecido, cuántas de ellas puede que sean falsas y las personas que podrían estar sufriendo a costa de ellas. 

SELKET YHAY 2024

@selketyhay